y que tu palabra sea
tu gesto
Leonidas Lamborghini
PROLOGO
El suceso de las palabras
Con la definición de las
verdades, y sin dudarlo, manifiesto que el azar es un signo misterioso. Nos
asombra en cualquier esquina del tiempo, disfrazado de eternidad y nos invita a
recrear la mágica existencia divina. Cuando sin darnos cuenta estamos ahí,
inmersos en él, como en un rápido por las montañas, rodeados de piedras que nos
miran, asesinas y cómplices, o indiferentes, aun así seguimos, entre luces y sombras,
sumergidos o respirando el cielo, a la deriva o en rumbo precisado. Es
misterioso el azar por cierto. Una encrucijada lo desvive, un infinito lo
desmuere, una palabra lo seduce hasta crearnos espejo de sus latidos. Sospecho
que aún en sus enjambres tiene un plan. Puede ser puerto, marea, altamar, buque
de fuego, olas o tal vez, chispa inicial.
Ahí nos encontramos, cierta
tarde de incierta armonía. Yo bostezando realidades, los libros en su aburrimiento
esperando encontrar algo más que unas miradas de lectura. Acostumbrado a jugar
entre palabras, aprendiendo cada vez a divertirme con mi propio aburrimiento, comencé
con una frase, continué luego en otra hoja con más palabras, y ahí estaba,
debajo en la página, más mi percepción del horizonte, y el primer verso. Allí
el ruido, estallido y poesía, nueva imagen mirando espejos, dicotómicos,
herméticos versos escondidos invitándome a continuar en la visión de la idea, y
en el sentir de mis ojos proyectándose palabra, significante, hasta abordar
este mágico tributo en que se deja ver y refleja la creación.
Por eso creo que los misterios
del azar son signos, estallidos de eternidad, desvíos en el mar de los sentires
acostumbrados al instante en que se deja ver y refleja la creación.
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