sábado, 6 de septiembre de 2014

Arrancando Desalientos (2007)



Uno se cansa a veces. Se le ahogan todos los puertos, las ventanas se incendian de noches, y cada silencio es un infierno. Cada instante un deshabitado cielo, y los rincones de la casa llevan el nombre de todas las ausencias. Y surge el cansancio. La voz rota contra los cristales del papel, con destino de aire, de cenizas, de bolsa de basuras. Y se cansan las palabras, el verso hace equilibrio entre el ser y no ser, se confrontan las preguntas primeras, las respuestas de la existencia, y al horizonte, que nos ha atrapado el paso, y la solitaria huella que no alcanza a ser camino.
Pero existe un día, sabemos de su existencia en medio de la noche. Y como la marea, despertamos en una playa de isla soñada. Damos un paso, tal vez dos, y nos encendemos en una batalla contra todos los eclipses. Otra vez tiene sentido cada letra, otra vez se colma el sueño de divinidades, y acá estamos, aunque cansados, heridos por la resistencia, por defendernos el alma, sin habernos entregado a pactos viciados con lo ejecutivo. Y sucedemos una vez más, como siempre: alados, libres, divinos.
Para que cante la sangre del universo, para ver el cosmos con los ojos de Dios, para latir consagrados en la sal del rocío y en el salto de las olas, conjurando estrellas en esa comunión de explosiones, y en ese ardid del alma nos ofrendamos, poemas, al silencio del Amor.

12/08/2007

bolívar, argentina


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